miércoles, 12 de diciembre de 2018

Casi 10 años

Esta entrada va a ser la única de este blog, buscando a llantos internos que sea una salida.

Tengo unas ganas inmensas de llorar y me tiemblan las manos al teclear estas palabras. Amanecí con la noticia del video de Thelma Fardín, tuve que verlo dos veces, de la misma manera que he visto dos veces cada noticia de cada niña violada desde hace casi diez años.

No sabía que llegar al trabajo me llevaría a escribir este blog. Se estaba discutiendo sobre la noticia, las chicas se sentían frustradas, golpeadas por la noticia, porque el papel de Juan Darthés en su papel de ''Leandro'' era del padre ideal que les hubiera gustado tener, hasta que saltó el escándalo.

Ojalá no hubiera tenido que escuchar lo que dijo un hombre evangélico de la oficina: ''¿Por qué no gritó? Ni que tuviera ocho años para no haber gritado'', ''Seguro fue por conveniencia no decir nada en el momento ¿Por qué hasta ahora?''.

Me hierve la sangre, me explota el alma y me pudre la vida escuchar eso. Porque las personas que no les ha pasado, sienten todo el derecho de opinar qué deberían de hacer, pretenden siquiera imaginar la situación y que pudieran escapar fácil.

Thelma tenía 16 años cuando pasó, a mí me pasó a los 14 y la verdad es que nos puede ocurrir a cualquier edad, no importa si sos demasiado pequeña para que te pase, ni muy mayor.



Cuando tenía 14 años, yo fui con mi hermano mayor donde alguien que creí fuertemente que era nuestro amigo, estuvimos riendo, tocando guitarra, hasta que pedí agua. Yo lo único que quería era un vaso con agua y mi ''amigo'' me llevó ''amablemente'' a la cocina, para taparme la boca y llevarme a su cuarto, me agarró fuertemente de los brazos con una sola mano, con la otra me bajó la ropa, mientras yo gritaba y gritaba fuertemente para que mi hermano, ''sangre de mi sangre'', me escuchara. 

Nadie llegó.


Le dije entre lágrimas, casi en silencio, que yo no quería perder mi virginidad de esa manera, dijo ''Ya es muy tarde para eso'' mientras que él gemía y se reía. Cuando terminó, quedé inmóvil como por una hora, dos... No sabía cuánto tiempo había pasado, sentía que se me iba el aliento, sentía que si podía elegir morir en ese momento, hubiera querido que fuese así.

Cuando logré levantarme, me temblaban las piernas, me sentí fuera de mí cuando me agaché para subirme la ropa, incluso caminar cayéndome en pedazos. Salí, mi hermano estaba afuera con él, fumándose un cigarrillo, solo me vieron irme y no dijeron nada. Las palabras no me daban, las lágrimas no dejaban de salir. Cuando llegué a casa, dejé la ropa en el cesto y me metí a bañar, pasé horas bajo el agua intentando ahogarme, desaparecer de mi cabeza y de mi cuerpo todo lo que acababa de pasar. 

Mis padres trabajaban tiempo completo y quien se supone que debía cuidarme, me llevó a la boca del lobo.

Me sentí traicionada.

Al día siguiente, fui al colegio y mientras estaba en hora de recreo, recibí una llamada del mejor amigo de mi violador. Era para amenazarme, haciéndome sentir que lo que pasó había sido mi culpa. Diciéndome que mis padres ya sabían, que todos en su casa ya sabían y que si intento hacer una denuncia, nadie iba a estar de mi lado, nadie iba a creerme y cuando menos me lo esperara me iban a matar.

Yo le tuve mucho odio a mis padres, miedo, mucho enojo, demasiado rencor, hasta que crecí y me di cuenta que nada de eso era verdad y todo lo que habían dicho era para que yo callara. Me aislaron y me hicieron creer que no podía confiar en nadie.

Cuando volví a creer en alguien, cuando sentí que podía querer a una persona, logré confiar en él y le conté sobre mis cicatrices, solo para abrirlas y escuchar un ''Ambos sabemos que eso nunca pasó''. Alguien que no estuvo presente para escuchar mis gritos, alguien que creí quererme, la primera persona que escuchó todo lo que tenía que decir, para invalidar lo que había pasado.


Pueden pasar unos días, meses, años y la acusación de una persona abusada, no es menos válida. Comentarios como: ''¿Y las pruebas?'' No pelotudo, dejame permito que me vuelvan a violar y de paso voy a grabar.

Una violación no fue porque ''vestía ropa provocativa'', no fue porque ''lo estaba buscando'', no porque ''lo estaba pidiendo a gritos'', tampoco por estar sola o tomada, por estar en cierto lugar o en otro.

Si yo no quiero y se irrespeta mi derecho de decidir, es una violación.

Un violador puede ser tu amigo, tu padre, tu hermano, incluso tu hijo, alguien que conocés de años y que quizá nunca ''demostró actitudes de violador'', porque un violador no anda gritando que es un abusador, solo llega, destruye la vida entera de una persona y lo calla. 

Y todo, porque es más fácil culpar a la víctima, que al violador.